viernes, 11 de septiembre de 2009

Los Ultimos dias en Monterrico y el Mañanitas por Gorka "Escocio" Moreno

viernes, 11 de septiembre de 2009
Solo quedabamos Xabi y yo acompañados por Luiza y Pujol. Idoia e Iñigo hacia ya dias que se habían marchado a Mexico, Javi a Australia y el resto volaba hacia Las Vegas.

El viaje tocaba prácticamente a su fin. Para entonces habíamos aprendido a bailar música garifuna, a abrir cocos a machetazos, nos habiamos bebido más ron que todos los piratas del Caribe juntos, sido náufragos a la deriva, expedicionarios en la jungla del Petén, escalado volcanes en erupción y navegado por lagos de volcanes dormidos.

La vispera, fuimos los 4 que quedábamos a una agencia a reservar un Shuttle que nos llevase a Monterrico. Un pequeño pueblo en la costa del Océano Pacifico muy cercano a Antigua. Entraron Pujol y Luiza a negociar el precio. Xabi y yo nos quedamos fuera. Al intuir que las negociaciones no avanzaban por falta de acuerdo, entré en la agencia y con los brazos levantados empecé a gritar “Chicken Bus, Chicken Bus”. El agente al ver tal grado de locura e insensatez y que estábamos dispuestos a ir en Chicken Bus si no bajaba el precio tuvo que ceder.

Llegamos a Monterrico pronto por la mañana mientras Pujol se quedó trabajando en Guatemala. Cogimos unas habitaciones en un hotelillo a orillas del océano, comimos algo y descansamos un buen rato en las hamacas esperando el atardecer. Xabi, apenas se mojo los pies en el pacifico ante el “riesgo innecesario” que el fuerte oleaje suponía.

Nuevamente tuvimos unas duras negociaciones para reservar unos caballos para dar un paseo por la orilla del mar. Finalmente conseguimos que el dueño de unos caballos nos hiciese un buen precio. El buen hombre además de conocer las razas de caballos españoles, soñaba con poder comprar algún día una montura española mucho más caras que las americanas.

Cuando volvíamos tras un romántico paseo a caballo al atardecer por la orilla del océano, Pujol nos saludaba con una gallo en la mano desde la terraza del Mañanitas. El Bar más fashion del pueblecito. Nos tomamos todos juntos los primeros mojitos de la noche antes de cenar y emborracharnos con más ron todavía hasta altas horas de la madrugada.

A la mañana siguiente visitamos los manglares de Monterrico guiados por Mónica, la única mujer del pueblo que trabajaba en el Manglar y debía enfrentarse al rechazo de los hombres.

Después volvimos al Mañanitas para comer un pez sierra cada uno antes de volver a Antigua en el descapotable de Pujol donde pasamos la última noche con Luiza y Pujol cenando en un restaurante vegetariano. Al final y solo al final tuvimos algo de compasión con luiza. Resulto muy interesante ya que además del restaurante, en el casa colonial en la que se encontraba el restaurante, también tostaban granos de café y de cacao que envasaban ahí mismo y exportaban a España y Estados Unidos principalmente.

A la mañana siguiente, nos despedimos en el aeropuerto de la Aurora. A Xabi y a mi nos quedaba por delante enfrentarnos a la larga vuelta a casa… y lo que es peor al trabajo!!
Ya solo nos queda pensar en que pronto estaremos juntos en una nueva aventura aunque va a ser muy difícil no echar de menos Guatemala e imposible olvidarla.

Gracias a todos en especial a Idoia, Luiza y Frijolito.

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