En la cabeza nuestro diminuto guia, que con gran agilidad sorteaba todo tipo de obstáculos. Tras él, el gran Homo Pujol, de gran estatura y corpulencia, iba abriendo paso con su cuerpo, apartando todo tipo de vegetación y árboles con pinchos venenosos. El grupo iba en fila de a uno, ya que la selva no permitía el paralelo. HomoPujol era el encargado de ir gritando los obstáculos para que los siguientes fuesen a su vez gritándolos para que los demás pudiesen sortearlos sin peligro. Era algo asi como “pinchos a la derecha, rama a la izquierda, árbol caído…” era la constante que se repetio todo el camino. A destacar que el señor Pujol falto a las clases de coordinación de 2º de EGB, y no conseguía acertar con el lado donde estaban los peligros. Cuando gritaba “pinchos a la derecha”, tu confiado ibas mirando a la derecha buscando los odiosos pinchos venenosos mientras los rozabas te dabas cuenta de que estaban a tu izquierda. Todavía tengo dudas de que si eso era algún tipo de venganza…!!!
De vez en cuando el pequeño ser que nos guiaba, el similar maya, gritaba enloquecidamente “correr, correr…”, y todos nos poníamos a correr como posesos por la selva, y teniendo en cuanta que la selva no hay un senda clara, lo que correr se queda en hazlo lo mas rápido que puedas. Todavía no quedaba por saber el porque de esas prisas, habia visto un jaguar, un puma quiza, o una pantera hambrienta. Nuestra alegría de poder ser comidos por felinos asesinos desaparecía cuando nos desvelo el motivo. Miles de millones de diminutas hormigas asesinas, que aunque era peligrosas no dejaban de ser hormigas.
Uno de los momentos mas críticos de la selva fue cuando nuestro lider espiritual del viaje fue atrapado por un dantesco ser de la selva. Todos ibamos felices por la selva, esquivando la vegetación del lugar, cuando Barrus que iba parloteando tranquilamente, chocó contra una de las miles de telarañas que habia en ese lugar. Pero esta era diferente, su gran cabeza y enorme fuerza no fueron suficientes para romper aquella endiabla telaraña. Su cabeza hizo el gesto hacia delante para romperla y después hacia atrás como si le golpeasen con un puño en la cara. Menos mal que teniamos al Rambo De la Cruz con nosotros, que vio rapidamente el percance, y se acerco apresuradamente con su cuhillo de boinas rojas para romper de un seco golpe aquella tela de acero(obviamente esto ultimo no paso, pero hubiera sido asi, si Barrus no llega a poder librarse el solo de la telaraña).
Tras ese incidente, el guia se dio cuenta de la situación preparó en 2 segundos un quitarañas, que básicamente consistia en una rama de palmera, a la que cortaba a media altura todas sus hojas para dar homogeneidad al nuevo instrumento para que el primero de nostros, es decir, Pujol pudiese detectar otros obstaculos similares. Verle a Pujol con el brazo levantado, sujetando esa paraguas antitelarañas, me recordaba a aquellos tiempos de farra en el que Pujol utilizaba un paraguas o una botella para dirigir a su gente hacia los bares elegidos.
Llego la hora de la comida, que consistió en unos míseros sándwiches, pero que aportaban la energía suficiente para continuar el camino. El trek debió parecerles poca cosa a Idioa y a Sabih pues no pararon de parlar en las 5 horas que duro la caminata. Nuestro simpático guía Cristóbal 2 se sintió indispuesto y nos abandono para poder hacer “po-po”. Asi que nos quedamos solo con un guia. Mientras 2 se limitaba a sortear los obstáculos, el otro guía, abría camino a machetazos. El pobre barrus tenia una cara de envidia…!!!!
La llegada a Tikal, fue triunfal, alla aparecían 10 tipos sin haberse duchado en 3 dias, sin apenas poderse tener en pie, sucios de barro, sudor y lagrimas y enfrente turistas varios bien aseados, limpios y con unos andares bastante frescos. Civilización….!!! Gallos y coca colas para celebrar la supervivencia a la inquietante selva.
Tras un buen rato de descanso y de ver a Moreno que no podia ni andar. Parecia como si los monos araña se hubieran cebado con su culo, nos dispusimos a descubrir las ruinas de Tikal. Subimos no se como el templo 4, desde alli pudimos observar el resto de pirámides. Impresionante. Seguimos el camino a la salida y nos fuimos encontrando otra pirámide, la plaza mayor, alguna que otra pirámide y cuando llegabamos a la salida, empezo a diluviar de tal manera que tuvimos que resguardarnos debajo de una cabaña hasta que parase un poco.
Fuera de las ruinas nos esperaba una suculenta comida y la furgoneta que nos llevaria de vuelta a Flores. Idioa habia reservado noche en el Gringo perdido, un pequeño hotel de lujol a la orilla del Lago. Llegamos de noche y estabamos solos en el hotel. La cena nos esperaba y una buena cama teniamos para terminar con la aventura en la selva.
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