jueves, 15 de abril de 2010

Oaxaca, Oaxaca

jueves, 15 de abril de 2010 1
Una de las visitas imprescindibles de nuestra excursion a Mexico tenia que ser Oaxaca ya que nos habia sido recomendada varias veces por diferentes personas como una ciudad diferente, con mucho movimiento artistico pero con el mismo aire colonial que tienen las ciudades centroamericanas.

Hemos visto tantas ciudades coloniales durante nuestros viajes que ademas de que algunas nos pueden parecer aburridas, siempre estamos intentando ver mas alla de los bonitos muros de influencia española.

Asi que visitamos Oaxaca teniendo todos estos aspectos en mente y comparandola a cada paso con nuestra propia ciudad, Antigua en Guatemala. Definitivamente Antigua gana, por su aire colonial rustico que le falta a Oaxaca.

Mexico está mucho más desarrollado que Guatemala. Y como tal, sus ciudades se han desarrollado de una manera más modernista, careciendo ahora de la capacidad de volverte en el tiempo y pensar que estas en un lugar que no ha cambiado durante siglos. No, en Mexico te das cuenta a cada paso que existe una evolucion en la historia de cada ciudad, que las cosas han cambiado durante todo este tiempo. Es la forma normal de hacer las cosas pero justo por eso nos quedamos con Antigua.

Oaxaca tiene:
-muchisimos turistas,
-escuelas de español,
-actividades artisticas y artistas propios,
-artesanias coloridas que se basan muchas veces en el concepto de la santa muerte,
-ruinas precolombinas alrededor
-una plaza justo en el medio que se llama "Zocalo" (como todas las ciudades mexicanas) y que nosotros omitimos visitar durante el primer día
- comida callejera increible que te da la posibilidad de sentarte en frente de tu cocinera y cambiar opiniones mientras esta te prepara tu taco preferido ("con o sin picante?")
- elecciones departamentales que a veces resultan en pequeños eventos promocionales que reparten sombreros inutiles de paja, helados, velas y espectaculos gratuitos. Evidentemente hemos estado en uno que ni nos acordamos a quien promocionaba
- cafés chic dentro de antiguas casas coloniales decoradas con un gusto exquisito y con internet gratis

La ciudad emana por todos sus poros el verdadero espiritu mexicano, aunque como lo hemos dicho desde el principio, nos quedamos con Antigua por que es mas colonial que la parte colonial de Oaxaca... Porque las colonias de mis colonias son colonialmente coloniales.

jueves, 8 de abril de 2010

De Puerto Escondido a Oaxaca con la Santa Muerte

jueves, 8 de abril de 2010 0
Ojos cerrados. Creo que dormido. Una inmensa fuerza casi me saca de mi asiento. Abro los ojos. Recuerdo. Estoy en un autobus nocturno de Puerto Escondido a Oaxaca, ambas en México. Apenas termino este pensamiento y otra fuerza hacia el mismo lado causa que tenga que poner pie a tierra. Es el bus dando una curva. Me asio al apoya brazos del asiento. No pienso más. Solo miro la carretera y agarro el apoya brazos con más y más fuerza.

Al paso de lo que seguramente fueron unos cortos minutos, empieza una nueva canción. El chofer que antes tatareaba, empieza a cantar:

“ Muchos tienen un corrido
el malo, el bueno y el fuerte
hay de narcos y de damas
y de ilegales sin suerte
hoy le canto a la patrona
a la santísima muerte”

Curiosamente entre curva y cuva estaba pensando en ella. Miro hacia los lados. Veo rocas en el lado izquierdo y una caida en el lado derecho. En tres curvas consecutivas rozamos los arboles y matorrales, de la cara interna de las curvas.

“La muerte está en todos lados
de ella no quieren hablar
no hay que olvidar que nacimos
y un día nos van a enterrar”

“Espero que no nos acompañe hoy” me digo a mi mismo. Un burro se cruza. Ahí está la muerte. Huuuuy!!! Luiza abre el ojo, ronronea y vuelve a su mágico mundo.

“Yo adoro y quiero a la muerte
hasta le tengo un altar
hay millones que le rezan
la iglesia empieza a temblar”

Yo empecé a temblar mucho antes. Nos encontramos un par de autobuses y un camión que van en nuestra misma dirección. El conductor, guiado por su Santísima Muerte, les lanza destellos por doquier. A pesar de que no hay una sóla recta y en mi opinión dificilmente entran dos coches en el ancho de esa calzada, se lanza a sobrepasarlos... a los tres a la vez.

“A la santísima muerte
muchos la usan para mal”

Yo en ese momento le pedí que terminara el viaje cuanto antes. ¿No habré vendido mi alma sin querer?

“la muerte es muy negativa
contigo puede empezar ”

FIN que es distinto que RIP.

Puerto Escondido

Parece mentira que una persona que durante un verano fue denominado Marc Ostarcevic por su eterno moreno rojizo típico de los vividores marbellíes; o que pasaba horas y horas en las playas de Ondarreta y la Zurriola tumbado sobre la colorida toalla que siempre portaba, comentando con sus amistades, en una disposición claramente en U, las eventualidades de la noche anterior o los dibujos de los bikinis de las jovenes donostiarras, diga esto: “ya no me gusta la playa”.

¿Y a qué viene esto? Os preguntareis. Esta Semana Santa hemos estado en Mexico y nuestro primer destino fue Puerto Escondido. Puerto Escondido es el mítico lugar, según la afamada Lonely Planet, que fue en su momento una pequeña ciudad pesquera y se ha convertido con el paso del tiempo y de los numerosos turístas nacionales e internacionales,en un lugar playero reconocido y que va camino de convertirse en el mítico resort.

Pero la verdad , es que ahora mismo, está en ese punto en el que es muy agradable ir allí. Todavía su paseo marítimo está llena de tiendas de surf (ya que Puerto Escondido tiene buenas y grandes olas) y no de tiendas de souvenirs y de cubos para hacer castillos de arena; hay muchos restaurantes en donde sirven mucha comida típica y naturalista, en lugar de lounges en donde sirven diminuta nouvelle cuisine; y todavía hay muchas personas con el pelo rebosante de parafina en lugar de gomina.

¿Y a qué viene lo de “ya no me gusta la playa”? Resulta que pasamos dos días allí y fui incapaz de tumbarme en la blanca toalla que llevamos. Estuvimos paseando por las tiendas en busca de unas sandalias (que Luiza compró) y de una camiseta (que a mí, aunque vi muchas interesantes, no me dejaron comprar), fuimos por el bello paseo por los acantilados, participamos en una suelta de tortugas, vimos tipos tirándose, cual kamikazes, desde las rocas al azulado mar y hasta paseamos por el pueblo original. Pero nunca tuve intención de tumbarme en esa toalla blanca. Nunca.


viernes, 8 de enero de 2010

Mis Converse Allstar

viernes, 8 de enero de 2010 0
Muy pocas veces me he sentido tan observado en un país. Y curiosamente no era mi pálida piel, ojos claros y cabello claro lo que les llamaba la atención. Ni siquiera esa cámara canon de última generación con la que me paseo por estos lares. No.

Lo que más atraía las miradas tanto de hombres como de la mujeres (más de estas), eran nuestras Converse Allstar. Todo el mundo nos las pedía con frases como: "Nunca había visto unas Allstar. ¿Me las das?", "Me gustan esas Converse", etc.

Por lo que si quieres pasar desapercibido en un país como Belice, deja tus Converse en casa.

Nuevo año en la playa blanca

Belice nos sorprendió en todos los aspectos y eso que hemos viajado suficiente como para considerarnos difícil de sorprender. Para mi fue una revelación y un asombro total al ver la mezcla de culturas que había en este país y ademas la naturaleza con la cual cohabitan allí los negros de origen Africano (población dominante), los mayas procedentes de Guatemala o México, los indios de la India (sinceramente ignoro la razón por la cual hayan acabado en Belice y ademas formando familias con los negros o mayas locales), por supuesto los chinos con sus conocidas tiendas y restaurantes (chillones y bastante antipáticos en general) y para acabar, el gran numero de población estadounidense llegada a retirarse en la playita, compartiendo el idioma, la tierra y un poco de la cultura. Una mezcla extraña y nunca vista hasta ahora en un país de América Latina, a los que hay que añadir el gran numero de turistas venidos a disfrutar del segundo arrecife de corales mas grande del mundo y que dan a los locales el dinero para poder sobrevivir.

¿Cuales nos han gustado mas? Pues los negros por supuesto por ser fáciles de abordar, siempre bailando, siempre sonriendo y tomándose la vida con mucha facilidad. Demasiada, dicen algunos y tienen toda la razón; pero para un viaje de una semana a nosotros nos han hecho gracia. Luego los indios que también parecen buena gente y los americanos con su aire conquistador y sabelotodo, pero que al fin y al cabo pertenecen ya a la fauna local.

También nos sorprendió la forma de transporte de Belice: en autobuses “confortables” y aireados en los cuales muchas veces nosotros no pagábamos (sí, la primera vez en todos los viajes que hicimos que no nos cobraron en los autobuses y hasta este día desconocemos la razón), el autostop (al parecer si tienes un pick-up y no paras ante un autostopista en este país se considera un gesto de insociabilidad) o en bici (medio de transporte más que necesario en los pueblos de Belice ya que se permiten el lujo de construir sus casas a largas distancias del vecino causando que los pueblos sean largas carreteras con casas a ambos lados de ella).

Bueno, para hablar un poco del trayecto, cabe mencionar que ha sido un viaje planeado por mi misma y por lo tanto ha tenido varias quejas de parte del que tengo al lado ademas de crearle varias pesadillas post-viaje tan verídicas que incluso se ha enfadado conmigo...

Empezamos por Punta Gorda, una 'gran ciudad' de sólo cinco mil habitantes. Sin embargo, la más grande de la parte sureña. Los locales son tan lentos y tan perezosos que ni quieren pronunciar el nombre entero y solo la llaman por las iniciales: PG. Aquí descubrimos un hostal de un americano ecologista que iba por allí a contar los pájaros de la jungla. Buena gente pero también un buen ejemplo de que algunos necesitan más contacto con la civilización y que estar demasiado aislado te hace ver una conspiración debajo de cada piedra.

Noche vieja la pasamos en un pueblo llamado Hopkins, en una tradicional casa beliceña, hecha de madera y en donde se escuchaban todos los ruidos de la otra habitación. La ultima cena de nuestro año tuvo lugar en un restaurante local en la playa, haciendo conversación con unos simpáticos garífunas borrachos que tenían un acento aceptable como para entenderlos.

Luego visitamos Dangriga, otra de sus grandes ciudades, tan grande que no encontrábamos un lugar para comer. Preguntamos y nos recomendaron ir a una casa del parque central, llamar a la puerta y decir que queremos comer. Al parecer el hijo de la señora cocinaba a veces. No llegamos hasta el parque ya que nos encontramos con un restaurante chino poco atractivo, pero abierto, que nos dejó disfrutar de sus tallarines. Otra vez asombro total al ver que dentro del restaurante había un negro y un maya mirando con el chino-padre una carrera de bicis femenina. Hablando y discutiendo sobre ello como si fuera lo mas normal del mundo.

Y por fin llegamos a Placencia, una de las joyas de Belice, ciudad 100% turística y aunque no nos guste lo demasiado turístico, hay que reconocer que el sitio tenía una magia aparte. Allí comimos el mejor helado del mundo, en una heladería italiana. De hecho muchos europeos vivían y trabajaban allí y eso nos hizo pensar... gente lista...

De verdad, hay que verlo!

jueves, 7 de enero de 2010

Viajar en bus en países de Centro América

jueves, 7 de enero de 2010 0

Definitivamente, hemos viajado mucho en bus. Todavía me acuerdo de esas 27 horas que pasamos en un bus argentino o ese bus boliviano que cada curva que daba colgaba sobre un precipicio de 500m o ese bus mexicano que tenía una gotera cómo las cataratas de Iguazú y un largo etcétera de ellos.

Pero sin duda la experiencia más memorable e insólita es montarte en un bus en Centro America, los bien llamados “chicken buses”.

En casos así, siempre es bueno acudir a wikipedia: “El nombre (de chicken bus) viene debido a que los usuarios principales de estos autobuses son campesinos que van a vender sus mercancías a los mercados. Con lo que van bien cargaditos de cosas y animalitos varios, normalmente pollos”.

Que también, pero para mí la mejor razón para llamarle “chicken buses” es porque vas como los pollos: 3 personas por banco, el sobaco del de al lado en tu nariz, más gente en el pasillo, el conductor dando unas curva al más estilo rally y haciendo que mi nariz se pegue y se despegue de esa sudorosa axila. Otra parada, sube más gente. Y llega un momento en el que dices ya no entra más gente, ¡imposible! Y el conductor sigue parando, dejando que la gente vaya colgando de cualquier saliente que tenga el exterior del autobus.

¿Que suena extresante? Pués sí, lo es. Por lo menos cuando los utilizas en hora punta.

Pero tranquilos amigos, hemos descubierto una forma light de introducción a la selva “chicken busera”. Es el bus en Belice.

Las principales diferencias radican en la forma de conducción del chofer con una sosegada forma de tomar las curvas y sobre todo en la cantidad de personas que hay en los mismos. Estos dos elementos crean un aura algo más sosegada en el interior del mismo.

El problema es que los buses en Belice están llenos de niños, que juegan, que lloran, que se mueven, que cantan, que hacen cualquier cosas menos estarse quietos. Y de mujeres negras que ríen, que se burlan de sus hijos, que les zurran, que dirigen todos los movimientos dentro del bus y todo esto a un extremadamente alto volumen.

¿Que suena molesto? Pues sí, por lo menos a veces. Pero también puede ser divertido. Por lo menos si entiendes qué demonios están diciendo en ese mix de inglés y garífuna.

 
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